La monumental Fontana de Trevi en Italia ha sido este verano noticia no por su presencia barroca ni por su magnitud, sino porque sus visitantes han visto su experiencia truncada por la existencia de colonias de ratas en las proximidades del monumento.
La Fontana de Trevi se encuentra en obras de restauración desde el año pasado estando programado su final para finales de 2015. El coste del trabajo está estimado en más de dos millones de euros.
Toda restauración es siempre bienvenida y para mejor, pero este verano tanto los lugareños como los turistas han sido testigos de la existencia de colonias de ratas de hasta 20 centímetros de largo que cada noche pueden verse trepando por las estatuas, entrelazarse con los andamios y cruzar la plaza ante el horror de todo aquel que se encuentre en la zona en ese momento.
El Ayuntamiento se manifestó e hizo público que tomaría las medidas necesarias para el control de ratas teniendo conversaciones para llegar a acuerdos con los equipos profesionales de limpieza tras ver que tanto medios de comunicación romanos como visitantes hacían eco de la situación a través de sus propias publicaciones y de las redes sociales.
Los ciudadanos de la capital achacan la presencia de ratas a una Roma degradada con higiene insuficiente. Esto sumado a un comportamiento incívico dejando residuos comestibles en las calles y al gran número de turistas que la zona recibe constantemente, hacen que la presencia y la proliferación de ratas continúe siendo un problema que erradicar en la capital romana, ya que las ratas en los centros urbanos son una plaga difícil de controlar entre otros motivos por su reproducción en masa.
El calor, agrava la situación, puesto que las ratas salen en busca de agua, y según la presidenta de la Asociación de Habitantes del Centro Histórico de Roma, las obras han empeorado una situación que se ve favorecida por los residuos de restaurantes y turistas.
Las condiciones climáticas son clave para la proliferación de ratas. En el caso de la Fontana de Trevi, el calor de Roma las hace salir en busca de agua, pero las épocas de lluvias también son épocas especiales para poner mayor atención al control de plagas y a campañas de desratización. Como podemos recordar en las inundaciones de Bilbao, las cavidades subterráneas y alcantarillados que son zonas habituales donde las ratas crean su hábitat, se ven invadidos por el agua y esto hace que las ratas salgan a la superficie tomando contacto con los humanos en su búsqueda de lugares secos y existencia de alimento.
Esperamos que los servicios de limpieza, la cooperación ciudadana y de los turistas, y un control de plagas eficiente con campañas de desratización devuelvan a la Fontana de Trevi y a toda la ciudad de Roma un entorno idílico en el que las ratas no sean parte del paisaje. Algo que no podemos conseguir lanzando una moneda a la fuente con la mano derecha, si no con la aplicación del control de plagas y tratamientos necesarios, y con un comportamiento cívico responsable que colabore con unos servicios de limpieza suficientes.
