Una microrreserva es un espacio natural de pequeño tamaño que concentran poblaciones de fauna y flora de gran valor. Hoy día, se están recuperando estas pequeñas zonas. Cada vez son más las comunidades que crean microrreservas de anfibios con el fin de equilibrar los microsistemas y de paso acabar con las plagas de insectos. La Comunidad Valenciana, Castilla-León, Castilla-La Mancha o recientemente en Cantabria están incorporando ranas para el control de la microfauna.
Además de mantener el equilibrio, sirve para combatir plagas de una forma natural, barata y eficaz. Esta novedosa idea surgió en Valencia y poco a poco se va extendiendo al resto de comunidades. El objetivo es proteger humedales, zonas con botánica rara, arenales o pequeños parajes.
En peligro de extinción
Por otro lado, hay que tener en cuenta que los hábitats naturales de los anfibios está desapareciendo. La contaminación, la desaparición de las técnicas de agricultura y ganadería tradicionales, la introducción de especies exóticas, el atropello, las enfermedades emergentes son algunas de las causas que están produciendo un declive mundial de los anfibios, siendo hoy por hoy el grupo de vertebrados más amenazado del planeta.
Beneficios de una microrreserva de anfibios
Además de mantener el equilibrio natural, los anfibios se alimentan de insectos, con lo que son primordiales para la agricultura no sólo por la reducción de plagas, sino también porque minimizan los contagios de infecciones causadas por los insectos.
Asimismo, la piel de los anfibios contiene sustancias que los protegen de microbios y virus, que pueden aplicarse como cura a enfermedades en humanos.
Éstas han sido las principales razones que en su día llevó a la Comunidad Valenciana a crear una red de 55 charcas en 19 lugares y proteger las ya existentes y que otras autonomías estén imitando esta iniciativa. Todos estos proyectos cuentan con el apoyo de la Unión Europea y administraciones locales.