Hace más o menos 20 años, en Europa, alrededor de cien mil personas se contagiaban cada año de malaria. Desde 1995 la lucha contra esta enfermedad ha ido haciéndose cada vez más fuerte hasta que a día de hoy, por fin, se puede afirmar que la malaria se ha erradicado en Europa.
Durante el pasado año, no se registró ningún caso de malaria en el territorio europeo, por lo que el día 25 de abril, Día Mundial de la Malaria, hubo doble motivo de celebración.
Aun así debe seguir prestándosele atención, ya que hasta la malaria no consiga erradicarse a nivel mundial, todas aquellas personas que viajen hacia y desde países con malaria podrían devolver al continente la enfermedad.
El último caso de malaria en nuestro país se detectó en 1961 y 3 años más tarde se declaró erradicada la enfermedad. Sin embargo, en los países del este de Europa la lucha contra la enfermedad tardó mucho más en ser efectiva. Por ese motivo se han dado casos de malaria en países como Tayiquistan , Turquía, Armenia, Azerbaiyán, Turmenistan, Uzbequistán, Georgia y Kazajistán en los últimos años.
En 2015, en la oficina regional europea, los ministros de sanidad de estos países se reunieron y consideraron importante la adopción de la Declaración de Taskent. Con esto se elaboró una estrategia para erradicar la enfermedad. No solo para controlarla, sino para acabar con ella. Un solo caso de malaria importada de uno de esos países podría desatar de nuevo la enfermedad en países ya libres de ella. Esto pudo llevarse a cabo gracias al compromiso político, la detección aumentada y la vigilancia de los casos, la colaboración de las personas en situación e riesgo, etc.
En la década de los 70, la malaria se consideró erradicada en Europa y sin embargo, volvió para quedarse durante 30 años más. Por lo tanto no debe darse la batalla por ganada y esta enfermedad no debe desatenderse. Aun así, lo logrado hasta ahora es extraordinario.